lunes, 9 de febrero de 2015

Importancia de los padres y madres en la competición deportiva de sus hijos

He escogido el artículo Importancia de los padres y madres en la competición deportiva de sus hijos de María E. Garrido Guzmán, María del Carmen Campos Mesa y Carolina Castañeda Vázquez publicado en la revista Fuentespor una cuestión de experiencia. En el centro donde estudié Primaria, Secundaria y Bachillerato e hice mis prácticas como docente, las prácticas deportivas cobran una importancia realmente significativa en toda la comunidad como  parte de la educación integral del alumnado, siendo una herramienta muy eficaz para fomentar el trabajo en equipo, la responsabilidad individual dentro de éste, la disciplina o dominio de uno mismo, el compañerismo y el respeto hacia  el contrario, el aprendizaje de la victoria y de la derrota, y como instrumento de participación y unión con las familias, pues normalmente, las familias están muy involucradas e interesadas en las prácticas deportivas de sus hijos.
El problema surge cuando todas las patas de las mesas no están a la misma altura, pues ésta cojea.  Los agentes sociales que influyen en la práctica deportiva escolar son muchos y variados: participantes, entrenadores, familiares,... La familia es el entorno de aprendizaje del niño, en el cual aprende espontáneamente rutinas integradas en nuestra cultura, y el deporte es una de ellas. Por ejemplo,  el fútbol, con tanta y tan importante presencia en nuestra sociedad no es un buen ejemplo  de una participación y competición bien orientada. Continuamente oímos insultos o vemos gestos violentos tanto entre los propios competidores, como de éstos o sus entrenadores hacia los árbitros, sin hablar de los espectadores o aficionados. De hecho, desgraciadamente, este año hemos tenido un par de noticias con muertes de por medio entre aficionados de equipos de fútbol contrarios. Afortunadamente, no ocurre en todos los deportes pero  no es de extrañar que este panorama lo podamos contemplar en muchas prácticas deportivas escolares. Quién no recuerda a padres enfadados con el árbitro, con el entrenador de su hijo o con sus compañeros, con los contrarios...e incluso entrenadores que se les iba de las manos. Como he dicho anteriormente, los padres y madres suelen estar involucrados en las prácticas deportivas de sus hijos y esto hace que sean un factor clave en dicha práctica. Pero, surge la cuestión, ¿quién se ocupa de la actitud y comportamiento de los padres? ¿cómo podemos controlarla?
En dicho artículo, se muestra la actuación, el comportamiento  y el concepto que tienen los padres y madres en la competición para comprobar si realmente la práctica deportiva es educativa y no es desvirtuada por los restantes agentes implicados. Se constata la gran participación de la familias, su interés en el ámbito deportivo educativo y su influencia directa sobre la percepción de la competición deportiva de sus hijos, y diferencia, digámoslo así, aquellas familias que consideran la práctica deportiva escolar como fuente de desarrollo físico, psíquico y relacional, es decir, un actividad complementaria al desarrollo integral de sus hijos, de aquellas que consideran el deporte como una meta que conlleva logros sociales y económicos. En este caso, los padres suelen adoptar un rol que no les corresponde, desequilibrando y desvirtuando la práctica deportiva como instrumento educacional. Así, se debe evitar el intrusismo familiar siempre que no sea de actitud colaborativa y entendiendo el deporte como un medio más para la formación integral del individuo, valorándolo no solo por el rendimiento, sino por todos los beneficios que resultan de su práctica. De esta manera, señala una serie de pautas  para una correcta actuación de los padres ante las prácticas deportivas de sus hijos  y una serie de responsabilidades recogidas por varios autores que sintetizo de la siguiente manera:
·      Implicación  y colaboración activa con el club o la escuela deportiva para su constante motivación, interesándose y dedicándole tiempo. (no guardería)
·    Escuchar a los hijos  con atención e interés, mostrando apoyo y comprensión, preguntándoles sobre ello pero  sin forzarlos ni recetarlos  para que ellos mismos reflexionen, saquen conclusiones y tomen decisiones.
·        Mostrar autocontrol y controlar, si es necesario, un excesivo entusiasmo cuando los hijos hablan del deporte, hablando con ellos de otras muchas cosas.
·   Aprobar e incentivar sus esfuerzos en la práctica de sus habilidades deportivas, valorando  y felicitando el aprendizaje y el progreso conseguido, aceptando las propias limitaciones sin exigirles resultados ni recriminarles posibles errores cometidos o protegerlos en exceso.
·       Confiar a su hijo al entrenador, reconociendo y valorando su función e importancia sin interferir en sus decisiones y actuaciones.
Otros autores se basan y hacen referencia a la existencia de un triángulo en la iniciación deportiva  compuesto por los técnicos o entrenadores por un lado, los padres por otro, y el deportista en la punta. Así, es imprescindible una buena comunicación entre los tres componentes para orientar la práctica educativamente y no ejercer presión para la obtención de resultados.

Después, el artículo se centra en el análisis del aspecto competitivo de la práctica deportiva escolar, pues los jóvenes se implican y participan intensamente en las mismas. Se mantiene que la competición en sí misma no ha de ser visto como algo negativo, pero ha de estar bien orientada para la consecución de los objetivos educativos. Para ello es necesario comprobar si el contexto educativo deportivo, técnicos y familia, perjudica la actividad  fomentando actitudes y valores inadecuados como la victoria como fin sin reparar en los medios,   la excesiva rivalidad, o  por el contrario fomentan valores como el respeto, el compañerismo o la colaboración con el equipo. Así, termina con la investigación a través de tres cuestionarios específicos (uno para los técnicos, otro para los padres y otro para los deportistas) para diferentes prácticas deportivas en las Escuelas Deportivas Municipales de la ciudad de Sevilla, en cuyos resultados no repararé por muchos y variados.